Lo vi en tuiter y me pareció una
mezcla de interesante barra gracioso barra lindo. Lo seguí, le respondí un
tuit. No me faveó. Y no, si lo sigue tanta gente. Lo busqué en feisbuk y dudé,
lo agregué. Me aceptó, le hablé, megusteó una foto mía. Hablamos más. Me pidió
el guasap.
Ella es del tipo de gente que cuando escribe mide inconscientemente la
cantidad de renglones en un párrafo. Esa gente que en la
oración anterior hubiese puesto una coma. Esa gente que se horroriza ante un hiba en vez de reírse por el descuido. Esa gente
que asocia palabras poco usadas en la cotidianeidad con escribir bien. Por más
que no se diga nada, por más que sean sólo adornos. Encorsetada, desconoce lo
que se puede hacer cuando se dejan de nombrar autores y escritores conocidos. Desconoce
muchas cosas, pero de lo que sabe mucho es de estar sola. A ella le vamos a decir D.
Cada vez se puede
fingir más.
En los 90, si él quería hablarle, tenía que animarse a pedir un
número y poner la voz. Si ella vivía con los viejos,él tenía que calcular algún
momento del día que estuviera en casa y
la conversación con el hermano/padre (¿Está R.? ¿De parte de quién?) durara lo menos posible. Ella agarraba el teléfono y tenía que
tratar de ser interesante, no interesada, sorprendida, pero no entusiasmada. Primero
mesenger, después feisbuk con sus privados, tuiter, deeme, guasap. Todos
solucionaron las cosas para las dos partes. Yo hubiese muerto si me hubiese
tocado ser adolescente en los 90. Fue mil veces más fácil ser niña.
Convertibilidad, barbis, casa de barbis, chiquititas, autos de carreras y
pistas de fórmula uno. Porque sí, ya expliqué que mi viejo quería un varón, no
lo voy a volver a repetir. Mis primeros intentos de nada fueron con mensajes de
texto en un motorola C115 saltando en la pieza, porque el nuevo me había
contestado y me había dicho que era linda. Sí, salté ¿Ustedes no?
La primera vez que
fue al departamento de Matías pensó que era igual a ella. Todo prolijo, todo
limpio, todo tan... ordenado. Él admitió con orgullo que ordenaba los libros
por autor y los cds por fecha y si, seguía comprando cds. Siempre le cocinaba
lo que quería, tomaban vino y podía ver películas donde alguno de los
protagonistas no terminara sangrando. No tenía medias tiradas, en la heladera
había comida y antes de terminar de desvestirla ya se ponía el forro. Cuando ir
se volvió rutina y ya no tuvieron más filósofos, sociólogos o escritores para
discutir, cuando se sintió vacía, se puso a pensar que todo estaba siendo igual
a la última vez, y a la anterior. Esa breve agitación por ser iguales,
compartir gustos, ideas, frustraciones, esa sensación de verse reflejada en un
espejo masculino se transformaba con el tiempo en un té frío a las cuatro de la mañana.
Cada vez se puede
fingir más que no estamos nunca solos. Hay que configurar los grupos de guasap para que no te
vuelvan loca. Vibración no es suficiente. Hay que sacarle el sonido. Y las
conversaciones individuales que vibren por si alguien dice algo importante.
Feisbuk tiene su propia aplicación de mensajería y ya te están rompiendo las
bolas para descargarla porque si no lo hacés, en dos meses lo vas a tener que
hacer si o sí. Y bueno, si me vas a obligar me la bajo ahora, mientras no es
obligatorio, así siento que lo elijo yo. Tuiter no cambia tanto, ahí hacés lo que tu mamá te enseñó que no hicieras.
Hablás con gente que ni le conocés la cara. Te metés a tamblers, instagrams y
flasheás buena onda con alguien que escribe bien. Cuando dejás de mirar el bichito electrónico por unas cinco horas, se te llena
de iconitos de todas las redes sociales, comentarios, etiquetas, arrobas,
megustas. No estás sola. Estás en la cama con lagañas y no estás sola. Estás
esperando que venga el bondi y no estás sola. Estás enfrente de alguien y no
sabés cómo hablarle, porque es eso, te acostumbraste a mandar emoticones que
expresan gestos, pero cuando tenés que usar la cara te sentís medio inútil y
recurrís a una stella para descontracturar. Una o dos, o tres. Y funciona, y
funciona muy bien.
R. : Es un copado, es más lindo
que en la foto. No sé cuánto tomé, me invitó a la casa y como le dije
que no me acompañó a la parada del bondi.
Visto a las 04:21
D. : ¡Buenísimo! Parece copado,
escribe lindo.
R. : Sí, y es re gracioso. Vos te
quedaste en lo de Mati hoy?
Visto a las 04:23
Sí, se había
quedado la primera vez y mil veces más, porque a la gente que no le gusta estar sola, le gusta
pensar que haciendo lo mismo va a conseguir cosas diferentes.