Si hay un recorrido que
a esta altura del año me pone melancólica es subirme al 22, decir “hasta Retiro”
y tomar el tren Mitre ramal Tigre. Es como si hubiese estado todo el año
pateando afuera para no hacer comparaciones, pero en Noviembre, el mes del caos
y las despedidas dulces, no hacer un balance se vuelve cada vez más complicado.
En los históricos todo X 2 pesos que se empeñan en no
sacar ese cartel viejo y destartalado de los `90, que no tiene ningún sentido
con el valor actual de la moneda, ya aparecen los árboles de plástico color
verde. En la tele ya está santaclaus
tomando una coca con un disfraz del polo norte que te hace transpirar con sólo verlo. La
globalización hace que hasta papá Noel tenga que usar uniforme.
Pero al final me tiraron un
centro con este viajecito.
-Manejalo de alguna manera.
-¿Por qué?
-Hacé el estúpido balance como una persona normal.
-Me niego
-¿Tan malo fue?
-No, todo lo contrario.
-No seas tan complicada y hacelo.
Por séptima vez en la
semana dormí menos de 6 horas, pero por primera vez eso no me molesta. Hay una
diferencia entre el cansancio de dormir mal y poco por tener que estudiar y
trabajar, y dormir mal y poco por haber estado hasta tarde cantando con amigas.
La juntada con una
pizza extra gigante y varias cervezas (fernet para otras), tiene ese elemento reparador,
como una catarsis sin tener que gritar ni romper nada. Y lo mejor es que es una
reacción en cadena, empieza una y al minuto el universo de todas se pelea
arriba de la mesa, entre los celulares que vibran todo el tiempo, el morrón que
a una no le gusta, otra que roba las aceitunas y la radio de la previa.
-Yo fui más feliz el año pasado.
-Sí, yo también.
-Callateee, si vos el año pasado a principios de
año estabas del orto.
-Aah, es cierto. Me había olvidado.
-Para mí este año es lejos el mejor, por ahí el
año pasado terminó con todo, pero este año es lo más.
-¡Te tomaste toda la cerveza negra!
-Vos dormiste.
-¿Viste que las cosas pasan por algo?
-Espero que lo que me está pasando ahora también
sea por algo…
Noviembre empieza todos
los años con el cumpleaños de Blancanieves, en la segunda semana. Ahí me doy
cuenta donde estoy parada y la odio por haber nacido antes de que empiecen
todas las entregas y parciales. Pero a la vez la adoro porque ver al Dream Team
es siempre una descarga previa al quilombo que tiene noviembre implícito en sí
mismo. Es como el nadador que sale a respirar y se sumerge otra vez. Todavía no
sabe si va a llegar primero o tercero, tiene chances de que pasen ambas cosas,
todo depende del último gran esfuerzo.
-No te hagás la
pelotuda, seguís sin hacer el balance.
-El mismo viaje, en
casi la misma época del año.
-Por eso, si no lo
hacés ahora, ¿cuándo?
-Me parece una boludez,
¿Qué hago? ¿Una listita de pros y contras?
En el 2010 cursé una
materia anual que tenía como eje temático el viaje. Esas historias de aventuras
en las que el personaje principal sale de su pueblito con un bolso y la mente
vacía, le pasa de todo y llega a destino, que a veces es físico o simplemente
mental, ya transformado. Somos como Frodo Bolsón pero en Buenos Aires del año
2013 (Ulises también es un buen ejemplo, pero la mitología griega no me va
desde que me harté de los musculosos que pelean con dioses vestidos con taparrabos).
Es totalmente real, si
la hiciste bien, salvaste a la Tierra Media y mataste cientos de uruk-hai. Desde esa materia que te hizo
sufrir, compañeros que son más problemas que ayudas y los fantasmas propios que
obviamente, son los más pesados.
El que me está atacando
en este momento es el que me pide que le haga un balance, no sé para qué. Los
dos concordamos en que no queremos estar cerca de gente que crea en el “año
nuevo-vida nueva”. Tengo una concepción del año un poco extraña, o tal vez no
es extraña, sino distinta al calendario que usan los demás. Pienso que cambiar
de año todos los 31 de diciembre a la noche es algo absolutamente ajeno a
nosotros. Cambiar implica que pase algo que diferencie lo que era antes de lo que va a
ser después. El chin chin de las doce no me produce sensación de
transformación. A veces pasa algo a mediados de noviembre, en mayo, o te cae la
ficha en octubre y, ese es más año nuevo en realidad.
-Si querés un balance
te hago un balance, me quemaste la cabeza.
-Quiero.
-Fue uno de los mejores
años, tiene baches obviamente, problemas que no dependen de
mi y de los que no puedo hacer nada.
-¿Y entonces como es
uno de tus mejores años?
-No sé, estoy en
Noviembre y todavía me siento con las mismas ganas que tenía la Comunidad del
Anillo cuando salía de la ciudad de los elfos.
-Hay un montón de cosas
que no hiciste.
-Y hay muchas otras que
sí ¿No te cansás de verle lo negativo a todo?
-No, para eso estoy.
Para molestarte cuando viajás y te olvidás un libro para leer.
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