No sabe si le gusta
más el chocolate o el queso cremoso, ver los videos de Rihanna o escucharlos,
levantarse tarde para dormir más, o levantarse temprano para dormir siesta
después. Está cansada de que Facebook le sugiera ser amiga de gente que en la
vida real no le interesaría conocer, pero en Twitter le gusta seguir a gente que
en la vida real jamás le interesaría saludar. Cada vez y con más frecuencia
duda de algún problema de bipolaridad, durante un par de horas es la mina más
sociable del planeta y por el resto del día disfruta del silencio como si fuera
lo más frágil del mundo. Está cansada de que su jefa se parezca a la directora del
secundario y a la vez le gusta que los descansos sean como recreos. Le enferma
la gente que justifica todo con refranes, que cree en el destino y la que se estanca en lugares sin salida, amorosos, laborales y académicos,
por más que muchas veces siente que esta estancada en todo eso. Anda en la búsqueda eterna
de sensaciones, pero no probó muchas drogas. Tiene la teoría de que lo que
separa a las ilegales de las que venden en la farmacia es que las segundas son
todas para calmar ansiedades y bajar revoluciones, mientras que las ilegales
son más psicodélicas. Está segura que los uruguayos entendieron esto y por eso
hicieron ley el pedido de Pity. Los dolores de cabeza le duran tres días
seguidos, los noviazgos dos semanas y los amantes seis meses. De chica leyó la Biblia
entera y al final entendió que todos decían lo mismo pero usando distintas
palabras, lo que nunca entendió fue qué querían decir. De grande leyó Rebelión
en la granja, perdió la fe en las personas y empezó a creerle a Marx. Le gusta estar soltera porque se
depila sólo cuando tiene ganas, y le gusta estar en pareja para que la abracen
cuando no tiene ganas de nada. Le gusta el verano para tomar mate en la terraza
y el invierno para tomar mate en frente del monitor. Cree que todas las reglas
tienen excepciones pero duda mucho cuando la excepción puede ser ella (vio
muchas películas románticas pero también tuvo muchos desencuentros amorosos). Quiere
estudiar publicidad pero no soporta ver las publicidades de productos de limpieza, shoppings, tarjetas de crédito, perfumes o
comidas "facilísimas de preparar". Se muere por un beso de desayuno pero
jamás besa sin cepillarse los dientes. Le encanta bailar pero el principio de
la adultez fue matando esas ganas que le daban de bailar en medio de la calle
cuando era adolescente. Tiene ganas de pensar todo el día en alguien que recién
conoce, pero se la pasa pensando en alguien que conoce demasiado. Se la pasa pidiendo tiempo libre y cuando lo consigue encuentra tantas cosas para hacer que no sabe por dónde empezar, así que se sienta a escribir. Se le pegan
mucho los gustos de los hombres con los que sale, pero las manías son todas de
ella. Le gusta tanto la música en castellano como en inglés, pero para estudiar
sólo puede usar canciones que no conozca. Anda en la búsqueda del enamoramiento
constante, de la idealización permanente pero no del amor para siempre. Le
gustaría empezar a desenamorarse de alguien nuevo, pero todavía no termina de
desenamorarse del anterior. Cuando escribe mezcla cosas que le pasan a ella con
pedacitos de ficción, para poder decir lo que quiere decir sin que nadie sepa si
es verdad o no. Cuando le preguntan si habla de alguien o creó un personaje, se
ríe y no cuenta el secreto, excepto a un tal mágico, que supo cómo endulzarla
para sacarle información.
Ay. Muy genial.
ResponderEliminarMuchas graaacias!
ResponderEliminarUff, te felicito. Considero bastante difícil contar algo cotidiano de una forma tan especial. Una entrada magnífica, te sigo.
ResponderEliminarUn gusto Dinora! Muchas gracias por tus palabras, estaré chusmeando tu blog también.
ResponderEliminar