¿Hay algo peor que querer llorar y no tener espacio
ni tiempo? Ayer un enano de Gringotts se equivocó y le mandó mensajes a todos
los clientes diciéndole que tenían activado el servicio.
-Yo no
pedí nada, pero por las dudas mandé BAJA al *456
-Fue un
error del sistema en realidad, no se te había activado nada, te puedo pasar el
número de reclamo si querés. El problema es que como mandaste BAJA desactivaste
el servicio que sí tenías.
Si los
enanos del sistema se equivocaran menos tendríamos menos llamadas, y más tiempo
para llorar tranquilos. El celular está siempre en vibrador o en silencio, para
poder mandar algún mensaje mientras explico facturación, pero el día de hoy
estuvo en sonido, esperando llamadas o mensajes milagrosos. Llegaron,
obviamente, pero con tristes noticias, en medio de un reclamo por falta de
señal en la zona de Quilmes. Creo que le terminé diciendo que no tenía señal
porque había un elefante cerca y eso captaba la triangulación de antenas y
almorcé sopa con pollo. Sí, hay algo peor que querer llorar y no tener espacio
ni tiempo, es que te explote el cerebro y que salga sangre pero no lágrimas.
Además del problemita de los enanos de sistemas, hoy se agregó mucho llamado
porque el zapallo sube, la leche sube, el tomate sube, y para la telefonía
celular no hay precios cuidados. O a nadie importante le interesa que se los
cuide. Dios, dejen de llamarme, NECESITO un tiempo para mí.
-Sí, eh,
hola, te llamaba porque no me anda internet.
-¿No?
Contame, ¿Qué paquete de internet tenés?
-No,
ninguno, pero pensé que igual podía usar.
Esto es
enserio, esto es serio, esto no da más. Creo que fueron cuatro horas desde la
noticia hasta que pude salir y sentir aire, o algo que se le pareciera. Cuatro
horas tratando de tener la misma voz de siempre, un poquito más forra, un
poquito más seca. Me tapó la puerta una chica vestida como estudiante de
medicina y me dio un volante del partido obrero. Parece que es 24 de marzo
dentro de poco, perdonenme pero sabrán entender que NECESITO un tiempo para mí.
Bondi lleno, cabeza explotada, cuerpo vacío. Una pendeja de pelo largo y muy
lacio tiene una campera de cuero falso color marrón, unas converse de cuero
verdadero color beige y una cartera de cuero dudoso color más marrón. Lee un
volante del partido obrero para perderse entre oraciones que la acercan a Las
Heras, Galtieri, Kristina y el papel destiñe. Ah, no, son gotas redondas. Ah,
no. No van a caerse ahora. En su casa las cosas no son muy distintas. Se pone a pensar en qué puede
gastar para dejar de sentir tanta impotencia, nada, la va sentir igual. No
puede caer en esa. Come una hamburguesa y la madre la mira dos segundos, tres,
cuatro. No quiere hablar, está bien, ella es así. Desaparece entre las sábanas
y manda un par de mensajes. Hay gente que la abraza a distancia y otros la
invitan a salir el fin de semana. El melón le lee la mente y ella lo agradece bastante
así no tiene que hablar ni escribir demasiado. Pidió un momento para ella
durante horas, horas que sonó la chicharra y le hablaron de todas partes del
país (donde hay cobertura), horas que se tragó la angustia en un colectivo lleno de
desconocidos. Lo pidió y lo tiene, ahí, donde está todo oscuro y caliente. Ya
está en jogging, ya tiene su remera para dormir, pero no sale nada ¿Hay algo
peor que querer llorar y no tener espacio ni tiempo? Sí, es tener espacio y
tiempo.
Hacés de lo terrible una cosa muy poética y bella.
ResponderEliminarNo tengo dudas de que si hoy no fue suficiente, en algún momento lo va a ser si tiene que ser.
Te mando un abrazo abarcativo y un piquete de ojos a ver si funca.
AII
Te quiero
ResponderEliminarRoci,no se q anda pasando, pero sabes que podes contar conmigo, como colega bloggera que soy:)
ResponderEliminarcuando quieras me contas.
Gracias a dios tenemos espacios como este...
sabés que la mina no puede llorar, se descarga escribiendo en un blog!! Ya está, bloggera es mi lenguaje.
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