Cuando tenía 20 años vivía en el shopping, me
conocía las caras de todos los que trabajaban ahí en el turno noche durante la
semana y por la mañana los findes. La
gente del shopping tiene esta rutina un poquito de mierda, trabajan sábados,
domingos y feriados, todos, (sin excepción), casi siempre se pierden
almuerzos familiares, llegan cansados a las fiestas de los amigos y después
todavía más al trabajo, porque seguro tienen que ir a abrir el local a la
mañana siguiente. Asfixiante. No es un aire normal, la
mayoría de la gente no se da cuenta, pero si pasás 6 días a la semana en uno,
sabés que estás respirando pochoclos mezclados con aromatizante de ambientes y
aire acondicionado lleno de pelusa.
-Ponganse algo de color chicas...
¿Por qué no te
maquillás vos, forro? ¿No te parece suficiente el baño de perfume y los kilos
de Mary Key de la señora que está en la caja? Dios.
Mi problema en los
laburos es que fácilmente se puede observar lo poco que me importa estar ahí.
Me gusta hacer las cosas bien, pero no me interesa mucho si ganás 10 mil al día
o 5 lucas como empresa. Y si, eso a veces me valió de un "nos parece que no
encajás con el perfil", "creo que no aprendés rápido", traducido
en indemnizaciones de despido. Bueno, una vez. Y fue generosa. Y me alegré de
recibirla. En los trabajos en los que duré más tiempo fue porque se entendió
que iba a trabajar muy bien, pero no iba
a morirme por nadie, ni siquiera por quien firma los recibos. A veces
pienso que si fuera menos transparente y tuviera tetas me iría muchísimo mejor.
Cuestión que
cambiábamos el uniforme una vez cada 6 meses, desde unas remeras grises
tristísimas en invierno, hasta las claritas de verano, y después llegaron las
remeras rosas que por falta de ideas se quedaron mucho más tiempo. Rosas.
Uniforme. Usar telas mal cortadas y de calidad dudosa para que te identifiquen
como la flaquita que labura en... Esas cosas no se extrañan. Nunca. Qué lindo
es vestirse de uno mismo, y no del perfil que ese año quieren que tengas.
No te dabas cuenta
si estaba soleado o nublado, si había viento o hacía calor. Estabas adentro de
una caja de vidrio, un microclima que
conocías a la perfección. A las 18 altas
probabilidades de adolescentes en jumper, a las 19 madres con sus hijas recién
salidas de la facu y a las 21.55, 5 minutos antes de cerrar, la minita con sus
2 pendejos para comprarle un regalo a su mejor amiga. Está cerrado. No, no está. Sí.
Son esas ironías de
la vida, si no te gusta el shopping vas a laburar ahí (si no atendés las llamadas de tu celular, vas a terminar en un call
center), a lo que le podríamos sumar un novio amante de los shoppings y
listo. Desde las 12 del mediodía hasta las 10 de la noche encerrada en el
microclima, almuerzo+cine+trabajo o al revés.
Todas estas
imágenes me vinieron a la cabeza cuando entró a la sala de cine. Yo estaba
sentada en la última fila, y ella apareció vestida con esos disfraces que
venden en la galería de Salta al 1700, una especie de body hot de feria que no me
pondría por nada (y ahí es cuando una piensa que no todos conocemos la
diferencia entre lo sexy y lo bizarro). Pero no la culpo, a veces no tenés
ganas de ser sexy ni con el flaco con el que salís, mucho menos con uno que vas
a estar un par de horas. De atrás de ella salió un hombre gordito y con el pelo
corto, que ya había visto en la entrada sentado solo en una mesa. Pasó por al
lado mío y se sentó a dos lugares de distancia, mientras ella lo miraba.
-No, no. Hace
calor.
Y se fue adelante
de todo, a unas 3 filas de la pantalla, con su pelo suelto, su disfraz color
verde (¿Era verde?) y unas dos bolsas viejas. La gente la miró, y yo miré a la
gente buscando algo, un gesto que seguro harían las viejas de mi barrio, pero de
ellas no pude sacar ninguno, no les vi ni un poco de desaprobación. Estaban
ahí, todos arreglados, bien peinados y ni una nariz fruncida. Sonreí y saqué un
chicle. El gordito que estaba cerca mío se levantó y se fue adelante. Saqué una hoja con la programación del cine y
cuando levanté la vista ella estaba otra vez al lado mío.
-¿Querés pasar?
-Sí.
Paul Thomas Anderson, The Master, 22:10, no, es muy
tarde, drama sobre la Iglesia de la cienciología, creo que no me gustó demasiado Punch
drunk love, o es que hay partes que me aburrieron? o estaba esperando otra Magnolia
y perdí? Acostumbrarse a no tener expect...
-Ese chabón que
estaba al lado mío es un pesado, ¿Podés creer, con este calor? Ir a sentarse al
lado mío, un pesado...
Volví a levantar la
vista y la miré, movió las bolsas y sentí
un ligero olor a naftalina, me reí por su comentario.
Conozco
constitución a la mañana, en verano, en invierno, pasé miles de veces durante 3
años (y contando) por el telo de Salta y Garay, a veces están más vestidas que
otras, mujeres, travestis, blancas y morochas. Por un instante me pregunté si
estas cuadras eran su microclima, si también conoce las caras de las que
laburan a la mañana y a la noche, y si estaba en este cine para distraerse de
un par de cosas, como yo cuando estaba en la caja de vidrio.