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miércoles, 31 de julio de 2013

El Caballo

El caballo es un cagón, tiene el mismo movimiento de una ola histérica que va y viene todo el tiempo, pero dice, para defenderse, que al igual que la ola, esa es su naturaleza y no puede actuar de otra manera. Se mueve en L imprenta mayúscula por todo el tablero, actúa de soporte a otras piezas más poderosas, como la Reina, y a veces ataca en defensa de algún otro peón que siguiendo órdenes, se perfila a una muerte segura en el territorio de una Torre adversaria.
Algunos maestros del Ajedrez dicen que el caballo bien utilizado es una de las mejores piezas del juego, un arma sigilosa. Afirman que su movimiento esquivo e histérico no tiene nada de esquivo ni de histérico y que es simplemente en función de su inteligencia. Al ser una pieza con un trayecto no tan delimitado, como un Alfil por ejemplo, el oponente suele olvidarse de él y termina perdiendo, no sólo Peones desatentos sino también puede quedar en un jaque mate sorpresivo.
Para estos señores, el Caballo sería una pieza fácil de camuflar, con una forma de atacar distinta que hay que valorar y saber utilizar, para no terminar dando vueltas en forma de L por todo el tablero durante 40 minutos. Hay partidas que duran 5 solamente, las vi, participé en ellas y a veces las gané. 
Hace un tiempo en un libro vi una jugada fácil para terminar con todo apenas empieza el juego, cuando todavía las piezas no salieron de sus lugares, sólo un peón contrario, dejando un hueco entre él y su Rey. Si soy blanca, en mi segundo movimiento ya puedo poner al Rey con mi Alfil en jaque.

Después de desestabilizar al minuto de haber empezado el juego, los oponentes se dividen en dos clases de personas, los que deciden tomarse las cosas con calma y te dan un buen partido de media hora; y los que se descolocan y pierden al rato, nerviosos por la sorpresa inicial.
También se aconseja no sacar la Reina demasiado rápido, cuando está todo bastante evaluado y medido y no hay muchas posibilidades de perderla. A veces cuando escucho este consejo me río, “no sacar la Reina demasiado rápido” tiene una connotación interesante si en vez de un juego de mesa jugamos a salir con alguien por primera vez.
Tengo que admitir que siempre me gustó el Caballo, y que en una época yo también pensaba que era una de las piezas más interesantes, por lo sorpresiva y versátil. Creo que hay una diferencia entre saber usarlo y moverlo porque sí, haciéndolo pasear, avanzar y retroceder, ir de un lado para el otro. Como oponente no sabés si lo están usando para defenderse de un ataque futuro que ya percibieron, porque están maquinando un jaque en dos jugadas más o porque no tienen idea qué mover y para hacerse los interesantes deciden continuar con un baile frenético en vez de armar un buen plan.

Esas tres opciones tiene el adversario, ése que usa mucho al Caballo. Si usa las primeras dos, estaré en un juego más que interesante. Si es de los que usan al Caballo sólo para ganar tiempo y marear, el consejo es que aunque la cosa esté trabada y las opciones parezcan pocas, también hay alfiles, torres y peones. Y si es de los que dejan la Reina para último momento, quizás sea su oportunidad de hacerla jugar.

lunes, 15 de julio de 2013

Cuando a una le toca ser una

Cuando estas cosas le pasan a una, una quiere  pensar todas las alternativas para no pensar lo que pensaría si no fuese una. Entonces todas las amigas dicen lo que una diría si estuviese en el lugar de amiga. Y una reacciona como esperaría que reaccione una amiga, que no la escucha cuando dice la verdad sobre un tema, porque una, al ser amiga, es mínimamente más objetiva.
Todos sabemos, no, algunos sabemos que la objetividad no existe. No hay manera de encontrarla, la subjetividad nos rodea, y está adentro nuestro en una mochila imposible de quitarse. Pero cuando las cosas no le pasan a una, o no tan de cerca, puede ser un poco más fría, un poco más calculadora, perra o… inteligente, lo inteligente que deja de ser cuando las cosas le pasan a una. Ahí, una es una tremenda pelotuda, que se aferra a la última hoja que dejó el otoño. Sabe, porque realmente sabe, que la hoja se va a caer como lo hizo todos los años, pero tiene la esperanza de que esta hoja se quede en el árbol. Así, marrón, amarilla, no importa. Por más que tenga todos los indicios de estar en las últimas, una le busca el color verde.
Y ahí vienen las demás, para decir lo que una ya sabe pero no quiere entender, o no está lista para comprender. No cuando se trata de su árbol favorito. Ahí la ceguera confunde. Confunde pero no engaña totalmente. El engaño en sí… vale cuando una no sabe nada, cuando una sospecha, ya es cómplice, ya busca y espera. Una sabe, pero está llena de dudas, dudas mentirosas, porque una sabe las respuestas, se la dicen las demás que las ven claramente porque no son una.

Mi hoja amarilla se ve saludable, hay algunas hojas que no se caen en otoño, sobreviven al invierno y ven llegar la primavera. Mi hoja puede ser esa ¿Por qué no? Porque soy la una, y quiero creer en todas las alternativas que no creería si no fuese una.



La genia de Flopa, ilustrando temas... 

lunes, 8 de julio de 2013

F de Federico, F de Fetiche y F de Foco


F de Federico

Situación no tan regular. Ojos verdes. 1, 80 (de altura). Arito en la nariz. Excelente cocinero. 30 años. Vive solo en un departamento, y hace aproximadamente un año atrás consiguió un gato, porque quería que hubiese algún tipo de movimiento en esas 4 paredes, alguien que hiciera ruido, ronroneara y lo acariciara esporádicamente sin reclamar nada. “Los gatos no se enamoran”, dijo Fede.
Camina despreocupado, sonríe con una mueca seductora, como quien quiere caer bien a medias, o como quien sabe que no necesita una sonrisa entera para ser simpático. Es muy lindo, y lo sabe. Pero aún así necesita ir por ahí reafirmándose, caminando en zigzag entre las presentes. Aire sobrador y un par de chistes que no se escuchan. Humo, de pucho.
En 10 días intentó un par de frentes distintos, con más esfuerzo en algunos que otros, y demostrando una terquedad increíble, para los conceptos y para los rebotes.
En 10 días no tuvo mucha suerte, le tocó un grupo de minas poco aventureras. Se ve a simple vista lo que pasa por sus ojos, o quizás son los míos que me dicen que es de los que duran dos rounds. Seguramente dos rounds mucho más que interesantes, pero estamos a fin de cuatrimestre, y las energías, por lo menos las mías, no son las mismas que en marzo.
Las que recién lo conocen piensan un poquito diferente.

-¿Viste qué bueno que está?
-¿No estabas de novia vos?
-Estoy en medio de una crisis ¿Vos?
-Dejo TODO.

Simpático. Carilindo. MUY cabeza dura. Uf, es un combo big mac con papas y gaseosa grande. Me cae bien, pero no da que se anden derritiendo por los pasillos. Una, que viene de perder por goleada con el campeón de local, le dice a sus titulares que se tomen unas vacaciones. Spa, asadito y psicólogo para aliviar el estrés. Quedan para jugar los suplentes, unos pendejos adolescentes, con un poco de acné y totalmente imposibilitados de hacer más de tres pases seguidos. El DT se muerde el labio, pero la hinchada los banca. Esa hinchada, la misma que sepultó a los titulares al final del campeonato, ahora alienta a un par de pibitos menores de edad. El DT agradece, pero no entiende mucho.

-Fácil maestro, los pibes estos no hacen goles, pero no dejan que nadie pase mitá de cancha.

Y si, la gente está sensible. Después de semejante goleada sobre el final, los hinchas entienden el valor de algunas cosas, como de una defensa sólida, una que no tambalea. Quizás ante la falta de juego, con no perder es suficiente. Ese punto que se gana, y que tal vez ayude a no restar.

F de Fetiche

Caminaba por microcentro pensando en todas estas cosas. Demasiado abrigada. A veces pasa, cuando uno se levanta muy temprano y prende el televisor, pone el noticiero y lee 1.6 grados. Da más frío el número que otra cosa. Yo, friolenta, me visto como una cebolla y a la tarde un poquito me arrepiento.
Tenía un tera en el morral (con sus correspondientes cables), una guía T, un paquete de galletitas (mi triste almuerzo), un cuadernito y 60 pesos, porque no había conseguido plata en ningún cajero el fin de semana, y venía evitando ir al banco hace un tiempo. Midiendo y evaluando las posibilidades, me decido a caminar. Sí, a veces lo hago. Caminar distancias que  nadie caminaría, sin mucho sentido, sólo para caminar y pensar.
Saco el celular y le pregunto a mi amiga a qué hora va a estar en su casa. Tarde, muy tarde (ya lo suponía). Mando otro mensaje, a esa otra amiga que es un poco más grande. En una hora y media está en su casa, genial, es lo que me va a tomar caminar hasta ahí.
Guardo el celular y escucho un grito medio extraño. Miro hacia atrás y veo a un pibe de no más de 16 años corriendo, y atrás lo sigue una chica, gritando desesperada.

-¡¡Parenlo!!

Pasa bastante lejos, no tengo oportunidad de pararlo. Cruza la calle en verde y los autos pasan, a ella no le importa nada, también cruza corriendo. Es la avenida más importante del país. Algunos intentan agarrarlo pero no pueden, hasta que entre en un par lo sujetan y lo tiran al suelo. Ella llega y recupera lo que es suyo. Miro la situación.
Al lado mío corriendo pasan dos chicos de la misma edad que el que pibe, sospecho que son amigos suyos, porque miran preocupados pero se pierden entre la gente, y tienen olor a transpiración.
Sigo mi ruta.
Camino y llego a Santa Fe. Uh, esta calle me puede. Ropa, zapatos y vidrieras. No sé qué prefiero. Cada vez que paso caminando o desde un colectivo me dan ganas de estudiar diseño de indumentaria, volver a tener un local propio o dedicarme a armar vidrieras. Me encanta todo eso. Por suerte sólo tengo $60, ni la tarjeta de débito encima. Es un peligro pasar por acá. Pero estoy tranquila, con $60 sólo puedo caminar y mirar ¿Qué te alcanza con $60? Sonrío y pienso, nada me alcanza. Hace mucho que vengo pensando en botas o zapatos rojos, campera roja, gorra roja, algo rojo. No sé, es un color lleno de energía. Flores, libros, más vidrieras, gente caminando. Uh, un TodoModa ¿Habrá cinturones?
Me quedan $30 ahora.

F de Foco

Subo al 7º 21 y nos ponemos a tomar mate. Terminamos verde, como siempre. Me habla de su futuro viaje que nos emociona tanto a las dos, le hablo de mi vida, de la nueva serie que estoy mirando y me fascina, y de mi hermosa nueva adquisición. Me habla en francés, me traduce, me río y me dice que estoy flaca. Tardamos horas en ponernos al día, varias horas y 3 termos. Cae la noche y le hablo a mi otra amiga, sisi, esa que le atrasa el reloj. Saludo, abrazo con amor y camino un par de cuadras hasta Gallo.
No puedo creer toda la historia que hay en el 8º 25. El día que se mude voy a llorar. Podría decir, sin exagerar, que en cada metro cuadrado hay una anécdota para contar, esas cosas que pasaron y otras muchas que no, que quedaron en nuestras retinas grabadas y nos hacen reír.
Cerramos la puerta y vomitamos todo. Lindo, feo, lágrimas, histerias, cachetazos, baldes de agua fría (que ya estando en invierno no son joda) y abrimos el baúl de los recuerdos.
Enchufamos mi tera y empezamos a pasar muchos GB de anécdotas. Esas que nos ponen la piel de gallina. No nos cansamos de ver los videos, nos sabemos los diálogos, el momento en el que cada una se va a  reír y cómo lo va a hacer.

-Capaz es medio puta.
-Brilloso, suave…
-Anda!
-Corte! (Aiii no boluda esta no va)
-Si estás viendo esto y no es fin de año, algo malo te va a pasar.
-¡Cómo le gusta el jugo!
-¿Qué pasó dire? ¿Te tragaste la planta, dire?
-Estoy bajo mucha presión, ustedes no entienden.
-Esto es jugo, estamos hablando de la planta, del story…

El domingo pasado no podía dormir del dolor de panza, sabiendo que estaba a horas de tenerla. Ahora mi amiga está tan contenta como yo, sabe que me encanta dirigir y que en nuestros cortos y trabajos prácticos se la voy a dar. La t3i va a ser toda para ella.
Hablando de tantas cosas no se si se da cuenta, pero un año atrás, ninguna tenía idea de todo lo que íbamos a caminar.
Cocinamos y cenamos juntas. Me hace muy feliz estar ahí, con ella, con los chicos. Esas risas sanas, (que incluyen algún que otro licor) más anécdotas y buena onda.
Camino a la parada pienso en la canción de Soda, pero con el ritmo de Agapornis. Esa canción que me hace acordar al 8J y a un montón de arena.

No es tan fácil hacer foco, y nos encanta no saber hasta dónde llegaremos.