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sábado, 28 de diciembre de 2013

El bajón.

Ese momento en el que te cae la ficha del por qué no era para vos y te da cosa estar solita, en el calor de tu cuarto. Mirás la lista de conectados y no hay ningún amigo para pilotear la situación con una charla al pasar, una película que hayas visto y te haya gustado la fotografía, o el frapuccino que te tomaste hoy con las amigas que no veías desde hace un tiempo.
Para pensar en otras cosas, te imaginás que una de ellas el lunes va a estar empezando uno de esos viajes de toda la vida, que marcan un antes y un después (o eso se espera). Es algo más que el típico viaje de estudiante de sociales, un poco más que el mochilero que se va al norte y también es más que el primer gran viaje hacia lo desconocido sin fecha ni hora de retorno.  De repente te suena interesante abandonar todo, agarrar el bolso y meter un par de remeras al ladito de la cámara de fotos. Es eso o quedarse donde estás, sentada, mirando lo que no estaría bueno que sigas mirando, lo que no suma, lo que te apega un poco más a la silla, más que el calor pegajoso y la tristeza repentina del darte cuenta de por qué no era para vos.

Miraste un poquito más para adelante y viste proyectos, esas preguntitas locas que te invadieron la cabeza todo el año y tomaron forma y determinación hace menos de dos meses, cuando entendiste qué tenías que hacer y hacia donde había que ir. En el camino no hay nadie más que vos, te imaginás que  tenés zapatos rojos de brillitos y las baldosas son amarillas, como la película que viste cuando eras chica. Y en el camino estás vos solita, con una mochila llena de entusiasmo, un poco de miedo y un par de ideas no demasiado brillantes. Pero ahí vas, con ese nudito en la garganta que te acaba de agarrar, abrís el Word, escupís y seguís. Por ahí si tenés suerte se te abra la puerta que esperás. El camino está desierto y solitario, igual que la pieza en la que estás.  

viernes, 27 de diciembre de 2013

¿Ya te hiciste de Racing?

Hace calor y tengo sueño todo el tiempo, me acuesto relativamente temprano, me levanto temprano y duermo siesta. Mis funciones cerebrales oscilan el 35% de actividad, llegando a los 50% cuando tengo que atender un caso medio complicado:
-Pedí un equipo, tardaron en traérmelo, les dije que no lo quería, me lo facturaron igual, lo empecé a pagar, me di cuenta, llamé para pedir un ajuste, me dijeron que lo habían hecho, pero me lo volvieron a facturar. Además el servicio es malísimo.
-Em, hola, sí, más despacio que hace calor y andamos con ventiladores porque se rompió el aire. Dormí mal porque me desperté con sed y transpirada como si hubiese corrido diez cuadras, casi siempre tengo la nuca mojada y estoy pensando en raparme pero usaron fórceps conmigo y tengo la cabeza con forma de alien. Me gustaría ser Winona Ryder sin el cleptomanismo o Natalie Portman sin el enanismo.
Ojalá pudiera contestarles así.
Estuve una semana preguntándole a mis amigos si me convenía cortarme el pelo  o no. Creo que de unos diez, sólo dos respondieron afirmativamente, los demás me dijeron lo mismo que me dicen cada dos meses, cuando me agarra la histeria y me siento revolucionaria: “y… el pelo largo queda lindo”. Le comento la situación a una de las señoras que trabaja en la peluquería.
-¿Le hiciste caso a tus amigos?
Me preguntó, mientras completa el ritual que hago cada  3 meses, pintándome las raíces que sólo yo me veo porque el color chocolate del que decidí teñirme hace año y medio es muy parecido al original, así que sólo se nota cuando hay mucho sol o cuando un alma bondadosa dice darse cuenta de la diferencia.
-Sí, es que no estaba muy decidida la verdad.
-Ah, entonces bien.

La peluquería de la esquina la descubrí hace muchos años, justo el mismo día que dejé de cortarme el pelo. Venía de un rubio raro que supongo no me quedaría muy bien, porque como me dijo un amigo una vez “La única forma de que a una morocha le quede bien el rubio es si es Jessica Alba en Sin City”.
Enseguida lo que me llamó la atención fue el poder de decisión del peluquero con sus clientas, parecían esas peluquerías de barrio (si alguna vez hubiese conocido alguna) en donde el peluquero y sus ayudantes están enterados de la vida de todos (pero para bien) y siempre tienen tema de conversación para hablar, pasando del clima, al peinado que se hizo la nueva reina de no sé dónde, la inflación, los cortes de luz y su “ojalá que gane Racing”.
En estos años pasé por muchas boludeces y heroicamente fui frenada por este hombre futbolísticamente sufrido, que me entendió muy bien cuando le dije: “San Lorenzo safó, prometí que me iba a teñir”. Por suerte no había dicho ningún color extravagante, así que miré ese cartón lleno de pelos de colores y señalé el chocolate, que al final tampoco fue demasiado revolucionario pero me dejó cumplir con mi promesa hecha a la nada misma y dijo “linda elección, Wella toma muy bien el color y no se te va a lavar nunca”. Algún hincha de verdad habría prometido tatuarse o teñirse de rojo tomate pero en este Word odiamos los fanatismos, y le tenemos miedo a las agujas.
-Quiero hacerme la permanente, quiero tener rulos.
Lo había pensado por meses, había pedido franco ese día en el laburo para poder estar encerrada entre espejos y revistas GENTE toda la tarde, para llegar y tirar esa bombita.
-Tenés el pelo teñido Rocío, ni loco te hago una permanente.
-¿Por qué no?
-Porque se te va a quemar, se te va a arruinar y te lo vas a tener que cortar. Ni loco lo hago, si querés permanente, andá a otra peluquería.

Y así terminaban las discusiones con Juan, si él no lo hacía era porque iba a quedar mal y si algún otro te prometía hacerlo, iba a quedar peor y cuando volvieras  Juan te iba a decir “te lo dije”. Es como una mamá que sabe usar las tijeras para algo mejor que amenazar si no hacés caso.
-Me lo quiero cortar, mucho.
Dijo una, bastante decidida.
-Mirá que para que te vuelva a crecer como lo tenés ahora vas a tener que esperar unos 3 años, el pelo crece, pero no tan rápido.
-Ah, bueno.
Y con eso minaba las decisiones apresuradas de un montón de mujeres que llegaban a la peluquería buscando un cambio externo para no hacer uno interno (reflexión truchita sacada de Parateens).
-Es que la cosa es así señoras (Juan levantaba un poco la voz y parecía estar dando clase a todas las mujeres del salón), ahora con el calor tooodas se quieren cortar el pelo, pasa el verano, y a principios de Marzo están todas queriendo hacerse extensiones y que se yo, ahorre, señora, ahorre, se me pone un rodete y después tiene el pelo largo en el invierno.
-¿Vos que te vas a hacer nene?
-Me quería sacar un poco acá adelante.
-¿Ya te hiciste de Racing?
-No, soy del rojo.
-Por eso, ¿Ya te hiciste de Racing?

-Aii, Juan, ¿Quiénes son esas personas que están en la entrada? Dejé el auto enfrente, ¿vos decís que lo lleve a casa y vuelva caminando?

Levanté la vista del amor empalagoso de Wanda con Icardi (tatuate mi nombre y regálame pasajes por el amor de dios) para mirar a la Doña Rosa que acababa de entrar con su hijo. La señora se refería a un grupo de 40 personas esperando en la esquina, al lado de la peluquería, con nenes llorones muriéndose de calor debajo del sol.

-Están esperando que les paguen, vienen a cobrar, lo que pasa es que siempre les dicen un horario y la plata no está, entonces los tienen esperando. Cobran y se van a cortar la calle porque no tienen luz ¿Tiene seguro el auto?
-JAJA si, pero viste, por ahí dejo el auto en casa y me vuelvo caminando y me ahorro algún problemita.
-No pasa nada, hay gente que necesita ayuda.

Si esta mujer habla de ir a dejar el auto en su casa y volverse caminando, significa que no debe estar a más de 5 cuadras, definitivamente merece que se lo roben, por estúpida y por ser la peor expresión de la clase media que se piensa demasiado diferente.

-Empecé a leer un libro, es de **** que es un *** y recorrió Latinoamérica, una especie de crónica.

Me cuenta una de mis mejores amigas cuando la voy a visitar a su nueva casa, mientras me sirve otro vasito de Tía María que horas más tarde descubrí no debería haber tomado.

-El chabón estuvo en Brasil y lo que cuenta es genial, dice que allá valoran sus raíces africanas mientras que cuando empieza el capítulo de Buenos Aires escribe “se dicen que son la Europa de Latinoamérica”. No lo pude leer más, es tristísimo que nos pinte tal cual somos y que seamos tan idiotas.

Todavía estoy pensando si cuando Juan dijo "Hay gente que necesita ayuda" lo decía por Doña Rosa, por la gente que está sin luz o por la gente que estaba afuera esperando la ayuda económica que reciben mensualmente.

Los nombres y cosas que no se recuerdan bien por efecto del alcohol fueron reemplazados con ***, si le interesa el libro mencionado puede preguntarle a mi amiga Ruth.

Paio es un señor muy groso, acá va uno de sus dibujitos.



martes, 17 de diciembre de 2013

-¿Por qué una escuela católica mamá?

La gente en general tiene buenos recuerdos de su escuela. No es mi caso. Años tratando de pilotear conversaciones con gente que no me caía tan bien, practicando para la vida quizás. Si los iba a ver todos los días mejor aguantar un poquito hasta no tener que verlos nunca más. Con algunos se cumplió, con otros...
-¿Hacés algo mañana?
-Sí.
-No importa, tenés que ir a anotar mañana a tu hermano al colegio.

...no.
Hay frases que me quedaron marcadas a fuego, mi favorita es "Pobre el ateo porque no cree en nada". Desde tiempos inmemoriales Rocío tragándose palabras para no escupirlas en caras poco amables e inteligentes. Esas cosas pasan hasta que uno aprende a que cada vez todo importe menos y escupirlas igual, lástima que suenan tan mal cuando se dicen. Es como el camino a la inversa de cualquier persona, muchos empiezan diciendo cosas que piensan pero no deben decir, y después se dan cuenta que eso trae problemas y ahí aprenden a disfrazar lo que opinan. Mientras que yo voy de un lado a otro sin poder alcanzar un punto medio, cara de póker o hija de puta. Tendrían que enseñar estas cosas en la escuela, no trigonometría. Después uno va por la vida con un 10 en la integradora de matemática del último año pero nunca aprendió cómo expresar lo que siente de una manera diplomática.
-Hay que amar al prójimo
-¿Y si el prójimo es un pelotudo?
-Hay que amarlo igual, es un hermano.
-Gracias por tanta sabiduría.

Terminé el colegio, di la vuelta manzana corriendo (cuando uno es joven...), rompí las carpetas de las peores materias del mundo, ensucié con espuma el patio, y no puse una bomba, deberían sentirse agradecidos.
-¿Por qué una escuela católica mamá?
-Porque queríamos que de grande pudieras elegir.
-¿Vos sos creyente?
-No.
-¿Entonces?
-Si ibas a una del Estado por ahí te quedabas con la duda...
-Ahora tengo la duda de lo que hubiese sido el ENSPA ma, y tengo un rechazo profundo a la doctrina católica.
-¿Por más que...
-Sí, por más que ahora el Papa sea cuervo.

El cuerpo de Cristo es una cosita comprada en un cotillón, no me jodas. Me lavaron el cerebro, y mis padres lo permitieron. Cuando no tengo nada en la cabeza y me quedo en silencio muy probablemente me ponga a cantar una canción que memoricé a los 10 años antes de tomar la comunión: "Tu felicidad es graaande, tu felicidad incomparableee eeees, nadie como tuuuu, benditooo diooos." Y ahí me doy cuenta de lo mal que estoy, hasta sería más sano que cantara Bandana.
La de veces que la directora separaba a la parejita feliz en los recreos por ser demasiado demostrativos, al final tanto hablar de amor y los escandalizaban un par de besitos. Bueno, besos con lengua. Bueno, por ahí si había que separarlos un poco. Uno de chico piensa que esas actitudes más que nada denotan envidia, y de grande esto se confirma. Bien que a la directora le encantaría ser besada así en  un lugar lleno de adultos para que todos vean el amor (y ganas) que le tiene su pareja de la semana. Cuando me veo en una actitud directoramalaondahacemuchotiempoevidentementenobesadacontantasganaspornadie, sonrío y me pongo feliz por los dos que están sentados adelante en el colectivo y no pueden despegarse con 30 grados a la sombra. Son lo más, comparto la alegría.
La de catequesis hacía catarsis con nosotros en clase, porque el hijo le había dejado de hablar por ser demasiado intolerante con su nueva novia. Y nosotros estábamos en ronda, opinando de si había hecho bien o mal y asintiendo cada vez que decía que quería lo mejor para su hijo.
-Confirmé lo que les había dicho la semana pasada, la chica que limpia me está robando. Dejé plata a propósito en un sobre, después la volví a contar y no estaba la misma cantidad. La verdad cosa de no creer, uno que les da un trabajo.
Tenía 18 años, estaba  más preocupada en encontrar un vestido para la fiesta de fin de año que en cualquier cosa que me pudieran decir. Y si, el vestido que elegí era feo, y si, a esta loca le robaba la chica que limpiaba en su casa. Mi mamá siempre me dijo que está mal probar a la gente, por ahí uno se lleva sorpresas desagradables.
Al nuevo portero lo saludo amablemente y entro con mi hermano al lado. Infinidad de madres abanicándose con las planillas de inscripción y boletines. Ya me puse de mal humor y empecé a escribirle a un amigo sobre mis deseos de quemar todo.
Peticitos y peticitas rindiendo en diciembre, con calor (porque los únicos ventiladores que pusieron en las aulas los cobraron a los alumnos cuando yo estaba cursando), transpirados, cargando mochilas de hello kitty ellas (siempre tan sexy naif), o jugando con los piercings ellos (siempre tan dulcemente malos).  Qué ganas de frustrarse al pedo tener que rendir en diciembre geografía, es casi como elegir la materia que tiene final obligatorio en vez de la promocionable. No soy quien para juzgar, cuando vaya a rendir en febrero voy a tener la misma cara que la de pelo largo abanicándose con las hojas. No sabe si está más nerviosa porque la profesora le cae muy mal, porque los viejos le dijeron que si no aprueba se van de vacaciones sin ella o porque mete esa y ya pasa de año (por más que le queden dos para febrero).
Conozco a padres de alumnos, alumnos (que ahora están más altos y ya no van al jardín) y en vez de saludarme mi ex profesora favorita me saluda una administrativa que ni me sé el nombre.
-Aiiii, ¿Cuándo egresaste?
-2008
-¡¡Aiiii, cómo pasa el tiempo!!


Sí, cómo pasa.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Nos estamos poniendo tan gomas

-¿Sabes que volvió a comer ahí, no?
Dijo, sin miedo a herir susceptibilidades, muy característico de ella, como esa persona que sabe que tiene la verdad y tiene que decirla sin importar nada más.
-Sí, creo que si.
Admite La rubia, terminando con el mate y dándole un mordisco a la 3er medialuna.
-El otro volvió. Yo creo que fin de año es medio como cuando hay 3 equipos que pueden salir campeones. Tenés al equipo A, que la peleó todo el campeonato, con un par de idas y vueltas, pero se mantuvo decorosamente estable. Está el equipo B, que empezó el año puntero y a mitad de campeonato empezó a decaer, pero en los últimos partidos se acordó de que tenía chances y ahora está a un par de puntos.
Acepta un mate demasiado dulce.
-Y está el equipo C, que empezó para el orto, fue al psicólogo, la peleó, y tiene chances sólo si A y B pierden. Tendría una posibilidad de desempate con A, ponele.
La rubia la miró, se perdía cuando le empezaban a hablar de fútbol. Las charlas con La insensible eran así, de repente un simple “me parece que” terminaba en una metáfora deportiva.
-¿Y qué gana el que gana?
-No estoy muy segura, no se si es una buena metáfora ahora que lo decís.
La rubia mastica en silencio y desvía la mirada mientras su amiga la observa de reojo.
-Creo que me fui por ese lado porque lo que me comentás me hace pensar… si soy del equipo que no está muy bien ubicado, miro a los otros partidos esperando que pierdan, además de mirar el mío. Siempre pasan esas cosas…
-Pero si soy Bolt, no puedo mirar a los costados cuando estoy por ganar. Por ahí si miro a los demás, me desconcentro dos segundos y pierdo.
La insensible devolvió el mate. Lo que había dicho La rubia sonaba medio extraño, pero se la dejó pasar porque todos tenían derecho de hacer metáforas sin mucho sentido.
-Exacto. Por eso el fútbol es más lindo ¿Cómo conocés a Bolt?
-Vi que le ganó al metrobús, viajó no se  desde dónde para trotar media cuadra contra el 59.
-¿Te jode mucho todo esto?
-No.
La insensible no le creyó, pero no escarbó más ahí, quizás era un poco más sensible de lo que dejaba mostrar.
-¿Y cómo volvió? ¿De la nada?
Preguntó La rubia, peinándose un poco.
-Sí, pero me cansé, hace un año que estoy jugando a lo mismo. Está fría el agua ya, cambiá la yerba que pongo más agua.
-¿Pero sigue de novio?
-Creo que cortaron y volvieron más veces de lo posible. Me molesta que estoy muy en el medio, la culpa no es mía, él es el que no se decide, pero el otro día me la crucé y me miró re mal.
-Bueno pero es entendible.
-Sí, pero es él el que no sabe lo que siente. Ya me re cansé igual. Siento que posta soy el equipo que espera que todos los otros pierdan y no está bueno.
-¿Y cómo se llamaba el otro?
-No importa, fracaso total. No hay nada ahí.
-Una lástima, me caía bien.
-Ni lo conociste.
-No pero era buenito decías.
-JAJA.
La Rubia revisa el celular y mira el whatsapp que le acaba de llegar.
-Creo que tenés razón.
-¿Por, que te dijo?
-Me acuerdo cuando fui a tu casa después del partido y estabas enojada porque decías que los dejaban jugar demasiado, que les gustaba hacerte sufrir.
-Sí…
La insensible agarró una medialuna de grasa y dijo al pasar:
-¿Sabés que me gusta de vos?
Que tenía toda la alegría que ella no tenía, que era capaz de hacerse amiga de cualquier persona en un par de encuentros y tenía esa sonrisa contagiosa que tienen pocas personas. Si le preguntás a alguien si le cae bien La rubia, sin dudas te va a decir que es una genia, mientras que de la Insensible no se podía decir lo mismo. Por ahí era esa manera de hablar sin muchas vueltas, eso de confundir personalidad con mala onda, honestidad con brutalidad y silencio con antipatía. Pero La rubia era un oso de peluche abrazable hasta con 35 grados a la sombra.
-¿Qué cosa?
-Que sos la única amiga que tengo que acepta tomar mate en verano.
-Che, ¿Y qué gana el que gana?
Pregunta La rubia, mientras piensa que “el visto” es el peor invento de la historia.

-Depende de lo que estés buscando, nos estamos poniendo tan gomas.



 San Lorenzo Campeón

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Un poquito de diciembre.

Diciembre es el mes de los apuntes en el colectivo, mires donde mires hay una persona sentada con muchas hojas A4, cuadernos o fotocopias violentamente adornadas con colores llamativos y signos "+", corchetes, y palabras del tipo "importante", "resumen".  En un punto (y sin conexión aparente más allá de la histeria pre-parcial) me hace acordar a la frase "mitosis es..." y al gato negro que mi mamá nunca me dejó tener.
Un compañero de la facu (del que voy a cuidar su identidad) cuando lee un texto usa distintos tipos de resaltador dependiendo de si subraya ideas principales, complementarias o ejemplos. Si le pido los apuntes prestados tengo que analizar bien con qué color hace cada cosa para no marearme, pensé en sugerirle un psicólogo o mínimamente un examen de trastornos obsesivos compulsivos, pero por ahí el problema soy yo que no puedo andar por la vida leyendo sobre arcoiris.
Estoy sentada en la peor silla del mundo, podría levantarme y cambiarme, pero en el Call somos tantos que por más que sean las 10 de la noche todavía está lleno. La política de la tercerizada es correr atrás de lo que quiera Pepe Telco.
A los días que entré a trabajar acá, Pepe Telco se levantó y dijo: "no quiero más agentes, no importa que trabajen bien". Y la tercerizada se quedó con dos de los quince que habían entrado. Dudo que fuera por algún don especial, a veces simplemente es la combinación de motivaciones propias con la suerte que te rodea. Sí, al revés de muchas personas que comienzan creyendo y terminan transformándose en agnósticos, yo empecé mi vida de joven adulta (sí, ya asumí que lo soy) siendo atea y ahora creo en energías y suerte. Destino no, yo digo que son consecuencias de cosas y cosas y más cosas, o como dirían por ahí "es una lucha por el sentido". Hola semiótica,  no te olvido. Volvamos a Pepe Telco. Otro día se despertó y dijo "Quiero cuarenta agentes más para aliviar la cantidad de llamadas de los operadores actuales", Y la tercerizada obedeció, y nosotros disfrutamos... de sillas vencidas y caritas nuevas.
En una entrada anterior comenté que como van a poner alfombras nuevas, ya no nos dejan tener comida y bebida en el box. A menos que...

-Usá la caramañola.
-¿La qué?
-El vaso ese...
-No gracias.

-Todavía no pusieron las alfombras nuevas...
- Dijeron que en estos días.
-¿El tema de no traer comida era por la alfombra nueva, no?
-Leí una nota sobre call centers del año 2007, los pibitos que laburaban se intoxicaron porque-cambiaron las alfombras y los hicieron laburar ese mismo día.
-Mejor si me intoxico, así no vengo a laburar.

El caso del que prefiere enfermarse o romperse algo antes de tener que laburar. Hay uno así en todos lados.
Son las once y ya no hay tanta gente, pero estoy tan cansada que prefiero bancarme la silla vencida antes de levantarme.

Cada llamada tiene que ser única, tenés que responder a las necesidades del cliente (hablo con más de cien personas por día) tenés que manifestarle al cliente deseos de que se quede (y si se quiere ir que se vayaaaa) Bueno Soledad, (decime Rocío, sino no sé a quién le hablás, no sé quién subió mi nombre a la planilla dado vuelta) estoy contento por tu trabajo (gracias, yo estoy contenta con lo que me compro por mi trabajo), seguí trabajando así (y vos cambiame las sillas porque me duele la espalda, media pila).

Esa es la charla imaginaria que tengo con Pepe Telco mientras le ofrezco a un cordobés si quiere adherirse a la factura electrónica.
En estos meses desarrollé una nueva fobia, tengo miedo a quedarme sorda , y miro con infinito desprecio a cualquiera que tenga puesto en el bondi alguno de esos auriculares gigantes que se parecen a mi vincha de trabajo ¿Cómo pueden disfrutar tener en la cabeza algo que yo tengo seis horas al día? No voy a usar auriculares nunca más.
Cuando laburás de algo y lo ves todos los días generás alguna especie de rechazo que te transforma en un bicho raro frente a los demás. Durante años vi desfilar a una serie de novios, hermanos, somosalgoynosomosnada y maridos con cara de "quiero morirme acá" cuando eran arrastrados hacia el local de bijouterie y marroquinería del momento, obligados a elegir entre dos pares de aros aparentemente iguales para su estructura cerebral masculina. A partir de esas situaciones uno desarrolla una fobia  o una actitud en respuesta. Yo tengo dos: no uso auriculares nunca (excepto cuando me pagan por eso) y no le pido a ningún novio, hermano o somosalgoynosomosnada que me acompañe a comprar boludeces.

-Mirá te voy a decir algo que lo saqué de una peli que amo que es V de venganza. Cuando la gente se de cuenta del poder que tiene, acá se para el país. Pero la gente no se une acá. Si acá hacemos quilombo, esto cambia. Pero te digo la verdad, la gente no sabe... Buenas noches, mi nombre es Cecilia ¿Con quién tengo el gusto de hablar?

Escribo en word y no puedo creer que por primera vez en semanas estoy escribiendo algo mío, y no un resumen de un libro o un apunte para estudiar. Los finales son experiencias traumáticas que rozan la histeria, la pisan y la sobrepasan. Hace casi dos semanas que no puedo comer cosas fritas, chocolate, mayonesa y mucho menos una gotita de algo que tenga alcohol, todo me cae mal. Así uno piensa que por fin el hígado colapsó, hasta que se da cuenta que en realidad la somatización está a la orden del día.
Entro al aula y me siento frente al titular de cátedra, que parece menos simpático a punto de tomarme final que cuando da sus teóricos. Me tira una bomba. (No la sé, no la leí, ni lei el resumen. Laputamadre seguro me bochan).
-Tené en cuenta que te está faltando...
(Es un texto que ni vimos, dejate de joder. Bueno, la remo.)
Sí, en dulce de leche repostero, el 2 se convierte en 4, sigue subiendo y se queda en el 6, para recordarme lo estúpido que se vuelve uno cuando está nervioso, que hay que leer los textos de ex-jefes de cátedra, y que a los actuales jefes de cátedra les gusta hacer preguntas de las cosas que dicen en los teóricos. Nota mental, dejar de escaparse de los teóricos.
Mi mejor amiga se sacó un 9, es lo más rodearse de gente tan inteligente, uno espera que toda esa genialidad se le contagie algún día. Quizás si la abrazo mucho antes de que se vaya, me vuelva así de capa y la extrañe menos cuando no esté en el verano. No sé por qué me hago amiga de gente que vive tan lejos.

-¿Dormiste?
-No
-Parece que venís de una guerra o algo.
-Me balearon, pero los órganos vitales funcionan.
-Medalla al esfuerzo.
-No sé si existe eso...
-¿Qué no? ¿Y el "siga participando" de las tapitas de Coca?
-Ni eso, ahora regalan ringtones de Justin Bieber o mensajes gratis. Me quedo con mi 6, es menos decepcionante.