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viernes, 20 de junio de 2014

Historias lejanas

Ella lo miró y se acordó de un montón de cosas que habían quedado muy atrás, se acordó de discusiones entre lo matemático y la imaginación, del frío y las peleas por mensajes de texto.

Terapia de guasap

La gente que escribe solapea bardos personales en personajes ficticios que a veces tienen el tupé de llamarse igual que ellos, tuvieron los mismos padres, fobias y seguramente también tengan el escritorio lleno de envases vacíos y paquetes de golosinas atacadas en alguna noche de ansiedad.
-¿No ibas a empezar a ir al psicólogo vos?
Dice un guasap en la madrugada de un feriado que la agarra acostada en unas sábanas sin cambiar hace mil, tapada hasta el cuello y con la seguridad de que la estufa de tiro balanceado fue la mejor inversión del año. Eso de que hayan quedado lejos las madrugadas de feriados esperados ansiosamente para ponerse medibachas negras, tacos y una pollera muy ajustada no la vuelve melancólica para nada. No tiene ganas de acordarse cómo sonaban los pasos rápidos de las botas por las calles de Palermo, esa melodía frenética de la aceleración por el frío y el estar llegando tarde para el 2X1.
Buenos Aires es una de las ciudades con más psicólogos por habitante, algo de que somos hijos de inmigrantes y la polución y la corrupción y muchas cosas que terminan en ción. Analízate, analízame, en terapia, psicólogo, psiquiatra. No pierdas tiempo con un psicólogo, no importa que sea conductista, vos andá directo al psiquiatra. La mayoría de la gente que la rodea, fue o va a un psicólogo, se sienta o se acuesta y empieza a hablar de lo que le hace bien, lo que le hace mal y le pagan a alguien por escucharlos, hacer intervenciones esporádicas o dejarlos pensando. Supongo que para hablar de algunas cosas con alguien tiene que haber un algo, no una conexión, pero sí alguna sensación de comodidad. Para encontrar eso en una ginecóloga se abrió de piernas con media cartilla de la obra social, justo para cambiar de trabajo y descubrir que su ginecóloga favorita no la cubría osecac. Abrirse de piernas suena medio fuerte, pero ella piensa así, es un personaje medio guaso con poco filtro, un poco como la que escribe. Como abrir la mente a alguien es más difícil que abrir otras cosas, no está demasiado segura en pedir un turno para andar contando sus cosas. Pero no le tenés que contar qué te pasó cuando tenías 5 años, contale lo que te pasó ayer. Ai, qué paja. Paja escribir con un teclado táctil la marea de pensamientos que se le ocurren por la madrugada, bendito seas archivo de audio instantáneo. Es una de esas personas que no le molestan que otros escuchen su voz con tal de ahorrarse caracteres y que sueltan el botón antes de tiempo.
-Es que yo ya sé en qué me autoboicoteo. Me calienta el flaco que tiene pasiones muy apasionadas que le duran un par de meses, que son más grandes, que aceptan sin problemas esa necesidad de hacer turismo emocional cuando ya descubrieron los secretos que les podían interesar... Me lleno de actividades para no estar quieta ni física ni mentalmente... Me frustro porque soy ansiosa y no me gusta la gente pegajosa. Ya sé dónde hago agu...
-Bueno, vos porque tenés todo muy claro.
Los guasap de la madrugada se vuelven entre irónicos y serios, y la solemnidad no es algo que pueda ser aguantado por mucho tiempo entre una persona que está acostada y otra que finge hacer resúmenes. El tema cambia y se dan cuenta que comparten el mismo amor platónico (que reúne todas las características antes mencionadas) y la seriedad sale por la puerta casi desapercibida. Son como dos adolescentes hablando de uno que está en el último año del polimodal, que tiene buzo de rugbier con su nombre atrás y recién volvió del viaje de Bariloche, mientras ellas están con los cumpleaños de 15.

Con la satisfacción de poder dormir más de 12 horas por primera vez en mucho tiempo, la que está acostada desliza la cabeza por debajo de las sábanas y se duerme en cuanto cierra los ojos. Se despierta pasando el mediodía y hace uso de ese verbo maravilloso que no figura en los diccionarios y se pronuncia almoryunar. Un amigo que se autoproclama nerd le dice que hay una diferencia entre amor platónico de platón y el que la gente suele usar, y ella le dice que su amor debe ser como el de platón, que ya no está en el secundario pero como conoce muy bien dónde hace agua, prefiere no conocerlo porque pinta ser de esos hombres con los que se puede enganchar. 

miércoles, 18 de junio de 2014

Junio

El otro mundial
Junio llega sin previo aviso, un día te despertás y ya estás en el último día de mayo. Cuando sos estudiante, laburás y no tenés mucho tiempo para darte cuenta en qué día vivís pasan esas cosas. Terminaron los primeros parciales, te metés a rendir libre en mayo y en cuanto rendís y te levantás de la siesta, te das cuenta que la semana siguiente tenés la segunda tanda de parciales y ningún apunte leído. Cuando sos estudiante, laburás y querés abarcar todo pasan esas cosas. El mal del día que sólo tiene 24 hs es una enfermedad incurable, y te deprimís cuando te das cuenta que trabajás más horas de las que dormís. Junio es ese noviembre de la primer parte del año, cuando el cansancio se te viene encima, tenés que correr para salvar materias y arañás el sueldo en la espera del aguinaldo. La gente habla de fondos buitres y vos pensás que es un bajón no saber nada del tema porque estudiás comunicación social y la gente espera que sepas desde si Wanda ya está embarazada o no hasta cómo funciona la economía mundial, y vos lo único que querés es sentarte en el último asiento del bondi y enganchar 3g, y no, no enganchás.
No te acordás la última vez que te sentaste a escribir algo que no tuviera relación con metodologías cualitativas de investigación y que ya es típico salir con el pelo chorreando sobre el tapado porque no alcanza el tiempo para secarlo. No, todavía no me enfermé. Todos saben que mi estrés se traduce en migrañas interminables que duran días, eso de que bajen las defensas y una gripe te tire de cama no suele suceder, aunque estaría bueno. Sí, soy un bajón, pero no es culpa mía, es culpa del exceso de café y de junio. De la lluvia intermitente no me quejo, conseguí un paraguas lindo que se la banca bien.
En el grupo de guasap tus amigos discuten entre ellos si te conviene seguir haciendo varios cursos para ser feliz, o tenés que bajar dos cambios para poder dormir. Prometés sin cruzar los dedos empezar a quererte más, porque hasta vos sabés que migraña tres días seguidos laburando en un call center no es joda, y que las cafiaspirinas  te van a matar, o van a dejar de hacerte efecto, que es casi lo mismo.
Me siento y me logueo con los segundos justos, como si estuviera internamente cronometrada o viviera al filo de la impuntualidad y la sanción. Me inclino por la segunda opción. El tiempo que tarda en caer la primer llamada desde el logueo inicial, es el indicador de cómo va a estar el ritmo en las siguientes dos horas, si vas a poder respirar o no.

-Buenas tardes ¿Con quién tengo el gusto de hablar?
-Ustedes son todos una manga de fo...

Cortar en medio de la puteada es uno de los placeres de la vida. Irse al baño para que no te vuelva a caer la misma llamada y comerse un bonobón a escondidas, también. A nadie nunca le van a pagar lo suficiente para atender ese tipo de llamadas. Nunca.
La tele en casa, en la sala de break y el tuiter dicen que el mundial ya empezó y te anotás  en tres prodes distintos sin acordarte si pusiste lo mismo en los tres o agotaste todas las opciones como para ver si poniendo cosas diferentes podías ganar alguno. La gente amable que representa al sindicato consiguió un proyector para pasar los partidos del mundial, para poder atender llamadas mirando a Messi gritar sus goles en mute. Siempre se puede estar peor, como que te llamen mientras Messi está gritando su gol en mute.
De las 17 a 17:30 el tiempo no pasa más, de 17:30 a 17:59 rezás para que no te llame alguien con un quilombo kilométrico. A las 18:00 levantaste tus cosas, saludaste a los que quedaron y te fuiste casi corriendo por las escaleras. El invierno será fresco, pero se agradece el golpe de temperatura después de estar con remerita frente a una pc genérica.
La cola de los que quieren ir sentados en el bondi es tan larga que te da paja de sólo preguntar quién es el último, así que enfilás para tomar lo primero que venga, viajes apretada o no. El colectivero que puso luces de colores y tiene el frente adornado con aritos perdidos entendió la magia de la vida. Y sentís que un poquito vos también la entendiste cuando se cerró la puerta del 10 atrás tuyo y empezó a llover con fuerza. Mirás por la ventanilla a los que esperan para ir sentados que se empiezan a acomodar debajo del techo y estás demasiado cansada para sonreír. Todos arriba están demasiado cansados como para hacer otra cosa que no sea sacar el celular y mandar algún guasap o ver las novedades del feisbuc o tuiter. Este es el mundial de la gente que no alcanza a mirar ni veinte minutos de alguno de los tres partidos que pasan al día.

El que ama lo que hace
-¿Le gustó la peli, señora?
-¡Qué bien que actúa desnudo Sbaraglia!

Señora ¿No vio las tetas de Celeste Cid? Quien pudiera... cuanto más lindas, más locas, por eso yo estoy bien cuerda.  Mira un gráfico de torta proyectado en la pared, algo sobre opinión pública. La compañera de al lado lo copió tal cual con colores y  nubecitas. Envidiable, último cuatrimestre antes de recibirse y todavía copia powerpoints en colores.

-Si uno tuviera que asesorar comunicacionalmente a una consultora... el tema de la muestra y la confidencialidad...

Sbaraglia aparece en su mente, está intentando cogerse a una Celeste Cid hermosa, pero reacia y medio histérica. La minita de anteojos intenta no dormirse y la de sweater rayado le pone tres de azúcar al café que compró en el segundo piso, porque todos estamos de acuerdo que el de planta baja es poner a prueba la salud. La profesora se quedó en silencio, habrá preguntado algo. Sbaraglia, Celeste Cid, una rubia contesta, estamos todos salvados. No, dijo una boludez, pero la profesora le rearmó la respuesta en consideración, y vuelve a la carga:

-¿Qué quieren hacer de sus vidas?

(¿Enserio preguntó eso?)

-Vamos, no falta mucho para recibirse ¿Piensan que van a usar cosas de esta materia en su vida? ¿Qué quieren ser?

Una pregunta existencial un lunes a las 9.30.
15 estudiantes mudos porque no saben qué quieren de sus vidas, o porque no tienen ganas de admitir que se equivocaron de carrera pero les faltan pocas materias y... hay que recibirse de algo. No los culparía, nadie podría. Todos van a ser licenciados en comunicación social con orientación en publicidad, pero de ahí a amar lo que hacen y a usar encuestas en su vida es otro tema.

Cuando era chica quería ser astrónoma, miraba mucho anime, algo normal en alguien nacido en la década del 90. Papá quería un varón, así que me compraba pistas de autos a control remoto que eran geniales. Me pasaba los recreos jugando a la bolita y mirando mal a las nenas que caminaban por el patio y te tiraban la bolita para cualquier lado. Hasta los 12 años viví en el piso, con parches en los pantalones y una mamá que se enojaba porque la nena volvía del colegio con chicle en el jogging. Las buenas notas eran premiadas con paquetes de figuritas de Dragon Ball que se intercambiaban en los recreos con los varones. Las nenas se juntaban a hablar de cosas y a llorar, nunca entendí bien por qué. Supongo que para equilibrar mi tía me compraba muñecas y juegos de mesa “para pensar”. Quería tener una sobrina inteligente se ve, no lo consiguió. Me decían que si quería ser astrónoma me iba a tener que ir del país porque acá no había chances, y no me importaba mucho ¿Astrónoma o astronauta? Astrónoma, mamá. Los astrónomos estudian las estrellas y los astronautas tienen trajes espaciales. Después me di cuenta que si quería ser astrónoma me tenían que gustar los números, y me iba muy mal en eso de dividir con dos dígitos… Así que abandoné mis ideales de astrónoma y me puse a escribir.  Me gustaron las series antes que las películas. Papá perdía los apuntes de Italiano porque yo usaba la parte lisa de atrás de las fotocopias para escribir finales alternativos e inventar personajes nuevos.
Cuando terminás el secundario la vida te empuja a tomar una decisión que muchos cambian sobre la marcha. La verdad es que no es tanta la gente que termina la carrera que eligió a los 18 con la misma seguridad que tenía cuando se anotó. Me gustaba escribir, y supuse que la gente que le gustaba escribir terminaba siendo periodista. No sé por qué uno hace esas asociaciones a los 18. Comunicación social, Letras o guión. Tic tac. Vengo de una familia de clase media que pudo comprar su primer casa después de una hipoteca a  diez años comiendo arroz y polenta, pero aún así caí en una familia donde la idea era ser feliz. Cuando fui creciendo me di cuenta que no en todas las familias era así.

-Yo a mis hijos les dije que estudiaran algo que medianamente les gustara y les permitiera ganar plata.
-A mí me dijeron que estudiara algo que me gustara, si fuera por ganar plata no habría elegido Comunicación social.

Letras parecía aburrido y guión… no me animé. La rubia si se animó y después de una experiencia en La Plata se metió en el IUNA y fue mi heroína. Por un lado estaba la gente como ella que se tiraba a la pileta y por el otro lado estaba la gente como yo que como un caballo seguía el camino sin pensar demasiado. A veces es necesario detenerse a pensar. Difícil en este mundo de lo quiero todo ya. Cuando me empecé a animar a hacer lo que quería, las juntadas con la rubia se hicieron más cercanas, y el lenguaje cada vez más parecido. Hay gente que quiere trabajar disfrazando números para que las empresas paguen menos impuestos, yo quiero inventar historias. Con un jugo de naranja semi natural sin tocar y una medialuna y media, la rubia admitió que ahora su pasión enfilaba más para lo literario, que estaba cansada de pensar en el primer giro y segundo giro y de escribir en presente. La rubia siempre supo cuándo detenerse a pensar y cambiar, yo tardé un poco más.

Entregarse
Hay algo en eso de entregarse que provoca miedo y satisfacción. A medida que vamos siendo nosotros mismos y vamos gustando, nos sentimos más livianos y más felices con la persona que sabemos que somos. Es una cuestión de ego, de sentirse gustado y saberse apreciado. Gustamos así, con el malhumor lacónico de la mañana, el odio por los bosteros, el fanatismo con el queso y los abrazos sin razón. Quizás esta vez dure un poco más, quizás esta vez entreguemos todo y nos quieran. O quizás sea otra prueba fallida de eso que la gente dice que es el amor. Por ahí termine en amargura y angustia como la última vez. Las mejores desilusiones son las que nos transforman y provocan esas crisis neuróticas que tanto angustian. Enamorarse y estrellarse contra la pared sin revocar del rechazo deja huellas por todos lados, y lo mejor (peor) es que no podemos escondernos de nuestra mente. Vayas a donde vayas hay cosas sin resolver que se nos escapan como cuando teníamos 8 años y todas las bolitas que ganábamos en el recreo no nos entraban en los bolsillos. Encontrarse, enamorarse y desenamorarse, saca a la luz todos los bardos que cargamos en la mochila y tenemos escondidos para no mostrarlos ni a nosotros mismos. Y llega ese momento que no queda otra que empezar a descubrirse. Después de que faltás por dos semanas a la facultad, los ojos dejan de estar rojos y los recuerdos dejan de doler como agujas en la memoria, sólo queda una persona que queremos cerca pero sabemos que la necesitamos lejos. Hay gente  que tiene fecha de vencimiento en nuestras vidas. Vienen, florecen, marchitan, nos sacan cosas propias , nos regalan cosas de ellos y se van saltando por la ventana, casi más rápido de lo que tardaron en entrar. A veces pasan nada más que para dejarnos una parte de ellos que merecía quedarse con nosotros y se quedaron con algo nuestro que jamás sabremos qué fue. Le mandé un guasap cuando terminó Colombia-Grecia, un chiste sobre Ramón y Teo, esperando que por ser hincha de River le causara gracia. Apareció la doble tilde unos minutos después, y siguió en línea. Cerré los ojos y lo imaginé mirando el celular, dudando si contestar o no. Había estado varios meses sin hablarle y muchísimo más sin verlo. Si yo ya lo había podido superar, quizás tenía que hacerme a la idea que también podría tener fecha de vencimiento para él.